Urna funeraria decorada con bandas horizontales y motivos geométricos pintados, a base de círculos y semicírculos concéntricos. Para proteger el contenido se cubría con una tapadera o con un plato. Este recipiente se utilizó en los poblados para almacenar alimentos líquidos (aceite, vino, cerveza, etc.) o sólidos (cereales, frutos secos, etc.) pero en las necrópolis o cementerios ibéricos sirvieron como contenedor funerario entre los siglos IV-II a. C.