El Convento de San Francisco cuenta con elementos arquitectónicos y arqueológicos de gran valor patrimonial y potencial interpretativo. Se trata de zonas que merecen ser explicadas para mostrar al público el edificio y su historia a lo largo de los siglos.
LA PUERTA DEL CONVENTO
El cambio de uso del Convento tras la desamortización de Mendizabal en 1836, provocó que la puerta de acceso terminara oculta tras la escalera de una vivienda. Obra de cantería de finales del siglo XVI, el vano está compuesto por sillares rectangulares labrados en travertino de la cantera local de Los Baños de Mula. Se trata de una puerta adintelada, similar a otras ubicadas en diversos palacios de Mula. Justo en la clave del dintel, se puede apreciar la impronta de un posible escudo o emblema que iba colocado en dicho lugar. Sobre el mismo, se documentó una hornacina realizada en yeso, coronada por un cuarto de esfera en forma de concha destinada a contener una escultura, posiblemente un San Francisco o una Purísima Concepción. Junto a lo hornacina hallamos restos de pinturas que representaban jarrones con azucenas y pavos reales.
EL VÍA CRUCIS
A lo largo del claustro, tanto en la planta baja como en la primera se conservan los restos de las estaciones que conformaban el vía crucis. Éstas fueron en las paredes interiores del claustro, representando la devoción en los misterios dolorosos de Cristo, que se meditan y contemplan caminando y deteniéndose en cada uno de los episodios más notables de la Pasión.
La difusión del ejercicio del vía crucis ha estado muy vinculada a la orden franciscana, aunque no fue San Francisco quien lo instituyó tal como lo conocemos, la orden, fiel al espíritu de su fundador, propagó esta devoción.
El vía crucis consta de 14 estaciones, añadiéndose en ocasiones una decimoquinta, dedicada a la resurrección de Cristo. Las estaciones tienen un núcleo central, expresado en un pasaje del Evangelio o tomado de la devota tradición cristiana. Ese núcleo central suele ir precedido y seguido de diversas oraciones, según las costumbres y tradiciones de las diferentes regiones o comunidades eclesiales. En la práctica, mientras se va de una estación a otra suelen introducirse cantos y rezos.
LA PORTADA ORIGINAL DE LA IGLESIA DE LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN
Es el hallazgo más importante realizado en el Convento de San Francisco y en la Región de Murcia en los últimos años. Labrada en travertino de la cantera local de Los Baños de Mula, la portada se halló dentro del claustro tras realizar una cata arqueológica en la planta primera. Formada por un alfil y un arco de medio punto, estaba oculta bajo el pavimento y la bóveda del claustro. Destaca la clave del arco, que presenta un jarrón de azucenas, emblema de Santa María, bajo el que se desarrolla un epígrafe en letra gótica que nos dice que el Obispo Esteban de Almeida, puso la primera piedra para edificar el templo el 13 de octubre de 1547. Sobre la portada, se hallaron los restos de una cubierta de madera que cubría dicho acceso.
LA PUERTA DEL HOSPITAL
Se trata del acceso principal al Hospital, cuyo edificio, anexo a la iglesia de la Purísima Concepción, fue el origen del actual Convento de San Francisco. El vano está realizado en ladrillos macizos trabados con mortero de cal, formando un arco rampante que alojaba una puerta de doble hoja cuyos quicios aún se conservan en un dintel de madera provisto para tal efecto en la parte interior de la nave.
El hospital, que se edificó a mediados del siglo XV, fue desalojado en 1576 para que se hospedaran en él los frailes franciscanos llegados a Mula mientras se edificaba el Convento. La demora en las obras provocó que los frailes solicitaran al Obispado quedarse con la iglesia y el hospital, lo que les fue concedido, trasformando la edificación hospitalaria en parte del Convento.
EL PATIO
Pieza fundamental del Convento a la que se accedía por el ala este del claustro. El actual patio es una obra de la segunda mitad del siglo XVIII. En él, se instalaron dos aljibes circulares con bóveda de cañón en cuya abertura se colocaron sendos brocales de pozo de una sola pieza en travertino rojizo de la cantera local de los Baños de Mula. Cada brocal presenta una pila y un rebosadero, junto a una estructura de forja para elevar el agua y cerrar el pozo.
De forma cuadrada, el patio presenta una pavimentación realizada a base de un encintado perimetral de piedra de cuyas esquinas parten otras cuatro cintas que convergen en el centro del patio, donde una atarjea distribuye el agua pluvial hacia los aljibes. De esta forma se producen cuatro triángulos cuya pavimentación se realizó a base de losas cerámicas.
Las cuatro fachadas presentan una decoración a base de tapiales combinados con verdugadas de ladrillo macizo, que también es utilizado para formar los cinco arcos que componen cada fachada en planta baja y los tres vanos de la planta superior.
EL REFECTORIO
LA ESCALERA CONVENTUAL